Quisiera sonreir a la vida, pero no puedo.
Me lo impide el profundo desgarro del alma, abatida por quimeras traidas de sueños a una realidad imposible; la oscura tristeza del corazón, destrozado por castillos de aire con azar de naipes; el ensordecedor lamento de la lágrima que resbala por tu mejilla para morir en mi boca.
Quisiera sonreir a la vida pero no puedo.
Quizá deba entonces, sonreir a la muerte.