Se descorre la cortina.
El alma del libro va a ser juzgada.
Los ojos del lector son dos geniecillos que buscan las flores espirituales para ofrendarlas a los pensamientos.
Todo libro es un jardín.
¡Dichoso el que lo sabe plantar y bienaventurado el que corta sus rosas para pasto de su alma!…
Las lámparas de la fantasía se encienden al recibir el bálsamo perfumado de la emoción.
Se descorre la cortina.
Federico García Lorca
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